Algo lógico y necesario es la hidratación. El calor y la transpiración nos hacen perder líquidos, por lo que es crucial mantenernos hidratados. Por eso, se recomienda beber agua regularmente a lo largo del día, evitando las bebidas azucaradas o con cafeína, ya que pueden contribuir a la deshidratación.

Si te cuesta beber tanta agua, siempre es recomendable acudir a la fruta y la verdura, porque además de aportar hidratación, nos van a nutrir con vitaminas y nutrientes esenciales. Frutas como el melón, la sandía, el melocotón o la uva, tienen poder antioxidante y nos ayudarán a controlar el calor.

En cambio, si lo que queremos es sentirnos ligeros y nada pesados, sobre todo en las horas de más calor, deberemos llevar una dieta basada en carnes blancas y pescado, evitando en todo lo posible las carnes rojas.

Además, deberemos evitar los alimentos procesados y carnes grasas, optando por carnes más magras, frutos secos y pescado rico en omega-3.

Para seguir una pauta de nutrición en verano, siempre podemos apoyarnos en un complemento alimenticio. Con esto cubriremos posibles deficiencias nutricionales y mejorar nuestra salud en verano. 

Vitamina C, probiótico o cápsulas con omega 3 son productos de nutrición y dietética que nos ayudarán a combatir el calor y llevar una dieta saludable durante los meses de verano.